¡Organízate y lucha!

Tal día como hoy, un 28 de junio de hace 51 años, nuestras hermanas Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera, Stormé DeLarverie encendieron la chispa de la digna rabia y del orgullo. Al igual que entonces, racializadas, trans* y bolleras luchamos hoy por y con ellas, críticas ante un orgullo despolitizado, que en un momento como este, cuando es necesario volver a ocupar el espacio público, cuando es urgente desde la colectividad enfrentar la hostilidad en las calles y volver a hacerlas nuestras, se decide seguir la vieja estela de la impasividad ante la violencia. Un orgullo en el que nuestras compañeras y compañeres trans* son considerades un mero reclamo publicitario. Un orgullo en el que nuestras hermanas sin papeles con su justo reclamo de ¡Regularización ya!, ni tan siquiera llegan a ser una preocupación efímera. Asesinadas y abandonadas por un Estado racista. Víctimas constantes de violencia policial. Olvidadas por un «movimiento» LGTBI+ igualmente racista.

Desde el bloque bollero nos preguntamos:

¿Cómo podemos marchar orgullosas cuando nuestras hermanas migrantes, sin papeles, jornaleras, temporeras… sufren abusos y agresiones continuamente, cuando son las más vulnerables en esta crisis y cuando siguen siendo quienes ponen el cuerpo para sostener la vida? ¿Cómo estar orgullosas cuando nuestra historia trans* y racializada es utilizada un año e invisibilizada el siguiente? ¿Cómo si no hemos conseguido la derogación de la ley de extranjería ni el cierre definitivo de los CIES? ¿Cómo sentir orgullo si tenemos una deuda histórica de racismo, discriminación y exterminio con el pueblo gitano. Cuando el antigitanismo es persistente y sistemático desde hace siglos? ¿Cómo si el Ingreso Mínimo Vital ha dejado fuera a miles de personas y cientos de familias migrantes y aun así lo hemos celebrado como un triunfo y no como un rotundo fracaso? ¿Cómo estar orgullosas si la lucha antirracista sigue siendo una nota a pie en nuestros espacios, nuestros orgullos y movilizaciones?

¿Cómo podemos salir a las calles orgullosas cuando desde las instituciones se niegan las realidades de muchas mujeres e identidades trans*, de las criaturas trans*? ¿Cómo admitiremos un orgullo que promueve la asimilación de los cuerpos e identidades disidentes y promueve la cisheternorma? ¿Cómo no sentir vergüenza, rabia, indignación cuando un sector del feminismo institucional, ese feminismo blanco, cis, hetero, burgués, pretende irónicamente eliminar la existencia de mujeres trans* en nombre de las mujeres? ¿Y cómo, compañeras, no incendiarlo todo cuando el partido que está en el gobierno lanza un mensaje tan claro, una declaración de guerra al afirmar que ser trans* es un sentimiento y que pone en riesgo a las mujeres como sujeto político? Esas mujeres que tampoco somos nosotras, las bolleras, ni nuestras identidades marimachos, femmes, futch, tomboy, ni las niñas bolleras, acosadas desde pequeñas llamándolas «chicazos», «machorras». ¿Cómo estar orgullosas cuando para nosotras mismas, en la Plataforma, la visibilidad trans* sigue siendo un asunto pendiente?

Hace un año afirmábamos en este mismo manifiesto que queríamos ser el orgullo de nuestras mayoras en situación de precariedad, de soledad, que sufren la falta de programas de apoyo específico a lesbianas. ¿Cómo podemos estar orgullosas cuando esta crisis sanitaria, social, se ha llevado a muchas por delante sin que el movimiento LGTBI+ se posicionara? ¿Cuántas de las mayoras abandonadas en las residencias a su suerte eran bolleras, precarias, clase trabajadora? ¿Cuántas bolleras precarias no tienen acceso a una vivienda digna, cuántas no lo tendrán a causa de la crisis de un sistema que nos sigue tratando como las últimas de la fila, carne de cañón exprimible y sustituible? Sin olvidar que el riesgo de exclusión y situación de calle es alarmante para les, los y las compañeras trans*.

La llamada «nueva normalidad» apesta a lesbofobia, es hostil para todos los cuerpos disidentes, ¿cómo podemos estar orgullosas cuando a muchas de nosotras se nos agrede continuamente y sin descanso, en las calles, en los puestos de trabajo, desde las instituciones? ¿Cómo vivir un orgullo festivo cuando el espacio público se ha vuelto aún más peligroso para los cuerpos que no se ajustan a la ficción «Mujer», o a mandatos de género binarios, asfixiantes para todas las identidades disidentes? ¿Cómo, cuando se habla en nuestro nombre y se nos utiliza como armas arrojadizas en la cruzada contra las personas trans*?

¿Cómo sentir orgullo cuando vivimos y experimentamos misoginia, lesbofobia, transmisoginia y transfobia en nuestro día a día, cuando incluso nosotras mismas como comunidad cuir la ejercemos, tanto en espacios feministas como en los orgullos, en ese, el comercial, frívolo, y capitalista pero también en el crítico? ¿Podemos, compañeras, este 28 de junio del 2020 sentir algo más que rabia? Profunda, espesa y digna.

Que sea pues esa digna rabia la que hoy nos haga sentir orgullosas. La misma rabia que nos hace recordar hoy a Sarah Hegazy, bollera, activista LGTBIQ egipcia, exiliada en Canadá después de sufrir torturas en las cárceles de su país a las que tuvo que enfrentarse sin ningún apoyo del partido en el que militaba. Que nos mueva la necesidad de cuestionarnos a nosotras mismas pero también el gozo rebelde de seguir aquí, de, contra todo pronóstico, seguir vivas, existiendo, resistiendo. Aprendiendo de otras luchas, intentando tender puentes, tejer alianzas que desde lo colectivo nos hagan más fuertes. Asumiendo tanto las violencias que sufrimos, como los privilegios que detentamos. Es el momento de construir juntas, de construir otro mundo para todes, de dinamitar la vieja y la nueva normalidad, porque solo así podremos gritar que el orgullo es ¡protesta, disidencia y resistencia!

¡BOLLERA, ORGANÍZATE Y LUCHA!

#DespiertaTuRabia en la marcha del Orgullo Crítico, ¡Únete a nosotras!

Nos juntaremos a las 19:15 en Atocha