La jirafa en la habitación. Un manifiesto para nosotres, números prescindibles

Hay una historia que usamos en el entrenamiento teatral para relajarnos y meditar. Queremos contaros esa historia. Cierra los ojos y piensa en una jirafa, intensamente. Imagina su aspecto: sus colores, su pelaje, su forma. Imagina su altura, cómo son sus patas, cómo se mueve; piensa en lo que está haciendo, dónde está, cómo es el paisaje que le rodea. Mira más de cerca: ¿está la jirafa sola o está rodeada por otros animales? ¿Hay gente alrededor? Contémplala en su totalidad, dedica unos minutos a observar. Ahora, por favor, chasquea los dedos y deja de pensar en ella. Abre los ojos.

Te pedimos que te olvides de la jirafa.

¿Puedes hacerlo? Sabemos que no puedes. Quizás verás jirafas por todas partes durante un tiempo.

Piensa en tu amiga la que acaba de pasar por su última quimioterapia, o en la que acaba de recibir la noticia de una recaída. Piensa en tu abuela, si tienes la suerte de que esté viva. En la amiga de tu abuela, que es parte de tu familia, incluso si la abuela se murió. Piensa en tu amiga que es VIH positivo desde hace años. Piensa en ese pariente que trabaja en un hospital. En tu compa que conduce el autobús. Piensa en tu pareja que tiene una enfermedad autoinmune, «no muy grave», como lupus o artritis. Piensa en tu colega que sobrevivió a un derrame cerebral, pero ahora «está bien, gracias a la medicación». Piensa en tu profesora con una cicatriz larga y profunda en el pecho (¿nunca te has preguntado por qué?). Piensa en alguien a quien amas que haya pasado por una cirugía, hace apenas unas semanas. Piensa en tus amigas embarazadas. Piensa en tus compañeras de trabajo en la oficina, las que se dan la mano todo el día, cada día. Piensa en tus compañeras de profesión que trabajan en contacto con la gente. Piensa en todes elles, intensamente.

Y ahora, por favor, chasquea los dedos e intenta olvidarte de elles. Abre los ojos y no pienses en ellas, tal como lo hiciste con la jirafa.

En los últimos días no está quedando suficientemente claro que las personas como nosotras, las llamadas «personas en alto riesgo», siempre vivimos en tiempos de Covid-19. Siempre nos cambiamos de ropa cuando llegamos a casa, nos quitamos los zapatos, nos lavamos las manos, nos alejamos de las personas que estornudan y no tocamos nada sin protección. Les pedimos a nuestres amigues que no usen nuestra toalla para secarse las manos, les pedimos que no usen nuestro jabón. En el restaurante usamos muchas servilletas, y algunas de nosotras necesitamos usar pajitas: puede que el planeta no se alegre con esto, pero nuestros sistemas inmunitarios sí. Aprendimos a rechazar besos y abrazos educadamente; entrenamos delante del espejo la cara para decir «te abrazaría si pudiera», y puedes estar segura de que las personas que nos miran a los ojos, de verdad, nunca se ofendieron.

Estos tiempos nos llenan de asombro. Estamos presenciando un cambio radical: ese mismo mundo que siempre nos dejó fuera, diciéndonos que era imposible trabajar desde casa o asistir a un evento a través de Internet, ese mismo mundo, de repente, nos muestra que todo eso no sólo es factible, sino también necesario.

El confinamiento obligatorio, la necesidad de trabajar y ganarse la vida, la importancia del contacto social y, tal vez incluso, el aburrimiento, han demostrado que lo que hemos estado pidiendo durante años, lo que nos han negado durante tanto tiempo, es posible después de todo. Siempre nos dijeron que nuestras reivindicaciones eran exageradas o impensables.

Esperamos que estos días os abran los ojos y nos permitan visibilizar cuántas personas vulnerables hay a nuestro alrededor. Nuestras vidas no son menos valiosas que las de aquellas que disfrutan del privilegio de la salud y la juventud: por lo tanto, queremos que dejéis de tratarnos como innecesarias. Estamos presenciando y leyendo sobre personas que subestiman lo que está sucediendo, infectando gente a su alrededor. Vuestra desatención es nuestra sentencia de muerte.

Antes de preguntarnos cómo pasar este tiempo confinado en casa, nosotres, personas en alto riesgo, tuvimos que pensar si contaríamos con una cama en el hospital cerca de casa y si estaría disponible la unidad de cuidados intensivos. Tuvimos que gestionar el miedo de que quienes nos ayudan diariamente pudieran infectarnos. Aquellos que tuvieron la suerte de contar con asistencia domiciliaria, tuvieron que suspenderla. Tuvimos que enfrentarnos a la ausencia de mascarillas y guantes, necesarios para nosotras. Si nos contagiamos de Covid-19, somos conscientes de que probablemente no sobreviviremos. Pero esto no convierte nuestras vidas en prescindibles.

Por eso os pedimos que seáis lo más cuidadoses posible; para cuidar a las personas vulnerables de vuestro entorno; para evitar riesgos innecesarios que nos afecten; para protegernos.

Cuando todo esto termine, probablemente vuelvas a tus copas en los bares y a tus días soleados. Probablemente te olvidarás de lo de la jirafa. O, después de vivir como nosotras durante un tiempo, puedas incorporar lo que ha ocurrido y mantener vivo el recuerdo de lo aprendido. Puedes decidir mantener a la jirafa siempre en mente, entre las habitaciones asfixiantes y los pasillos de hospital, y en muchos otros lugares, cerca de ti, que ni siquiera imaginarías.

Cuando todo esto termine, entre todes, juntes, convirtamos este mundo en un lugar más inclusivo: hagamos espacio para la jirafa.

Elia Covolan y Mara Pieri
Goghi & Goghi
2020

El colectivo Goghi & Goghi nació informalmente en 2004 y oficialmente en 2010, del encuentro entre Mara Pieri, actriz y performer, y Elia Covolan, autor e ilustrador. Desde su debut, la investigación artística de Goghi & Goghi, se ha orientado hacia la fusión y mezcla de lenguajes recíprocos a través de la experimentación e investigación de múltiples géneros artísticos como teatro, performance, fotografía, instalaciones y videos. En particular, la actividad de Goghi & Goghi está fuertemente vinculada a cuestiones como la discriminación y, en general, al ámbito LGBTQ* (Lésbico, Gay, Bisex, Trans, Queer), a través de trabajos que conducen a la interseccionalidad de las luchas, la lucha contra los prejuicios, la subversión de las normatividades. Además, su investigación artística se ha centrado principalmente en el vínculo entre estos temas y otros aspectos, como el de la enfermedad y la marginación. Actualmente Goghi & Goghi trabaja entre Trento (Italia) y Coimbra (Portugal), donde colabora con diversas realidades locales e internacionales.

Texto original: La giraffa nella stanza