El cuento de le ciudadane

¿Qué es pinkwashing?
Preguntas mientras pactas con el fundamentalismo católico, machista y homófobo.
¿Pinkwashing?
Pinkwashing, eres tú.

Hoy, querides asistentes al Orgullo 2019, queremos contaros un cuento, es El cuento de le ciudadane. Ampliamente recordados por otras obras maestras como 8 apellidos españoles, Cocaína mon amour o el taquillazo Orange is the new Vox, sus protagonistas acuden hoy a desfilar entre nosotras convencidos de su derecho a estar aquí.

Por suerte algunas de sus criades nos tomamos la molestia de acompañarles para que a nadie le pase desapercibido cuál es realmente su cuento…

Blessed be the fruit! Under his eye!

Este es el cuentazo de un partido que se autoidentifica de centro y performa derecha, que se etiqueta liberal y sale del armario con los fachas. Es el cuento de quienes se hacen llamar ciudadanos pero niegan ciudadanía y derechos a los que no entran en su lógica mercantil. Es el cuento de la igualdad de oportunidades del gaycapitalismo. Y el cuento de la ciudad abierta y turística. Es el cuentazo del feminismo liberal. Y el cuento del orgullo de la gestación subrogada en los cuerpos de mujeres pobres de países pobres, ¡subrógate tú!

Hemos venido hasta aquí para desenmascarar su impostura y a gritar que debajo de estas capas naranjas hay falsos arcoíris, pinkwashing, privilegio, racismo, machismo, nacionalismo, oligarquía, privatización, especulación, desalojo y, sobre todo, mucha, mucha gentrificación.

Diversos colectivos queers nos hemos organizado para enturbiar la participación en la manifestación del Orgullo 2019 del partido naranja, que hoy hemos rebautizado como Ciudadavox. Porque mientras se cuelga la banderita arcoíris por acaparar alguna cuota de poder, pone en riesgo nuestros derechos fundamentales como comunidad aliándose a partidos que públicamente expresan su homofobia y fundamentalismo religioso contra los cuerpos con los que hoy pretende confraternizar. Mientras se manifiesta a nuestro lado, deja entrar a la ultraderecha en ayuntamientos y gobiernos regionales, que amenazan con recortar las normas de identidad de género y las leyes contra la discriminación.

A Ciudadavox le gusta presumir de liberalismo: saca rédito a todas las causas, derechos e identidades. Ahora lo hace con nuestras reivindicaciones indentitarias. Presumen con su prepotencia habitual de políticas TLBGIQ+, que no son otra cosa que la máxima expresión del PINKWASHING, el arte de realzar su imagen utilizando la lucha de una comunidad que no le debe absolutamente nada a su querida libertad de mercado.

Pero los cuñados perfectos siguen insistiendo pesadamente en su progresismo, con el cinismo propio de auténticos vendepatrias que lo mismo defienden especular con nuestras ciudades, que con nuestros cuerpos o nuestros ideales.

Su presencia en la política española podría ser una distopía pero es real, y su cuento es en realidad el de aquella muleta moderna de los poderes económicos y mediáticos. Aquellos cachorros emprendedores que llegaron para ofrecerse como la alternativa al partido más corrupto de la historia pero que, según se acerca su final, ya no son alternativa de nada y necesitan darse una nueva manito de pintura. ¿Qué mejor manera de hacerlo que con la simpática comunidad lgtbqi+, no?

Todas tenemos motivos para estar aquí hoy: ellos por el poder, nosotras por nuestros derechos, que han costado la vida y la sangre de muchas.

Ellos vienen a hablar del amor, sí, pero del amor por la propiedad privada. En esos ciudadanos que dicen representar, no cabemos todos, ni todas, ni todes. Caben ellos, los mismos de siempre, algunos pocos gays, blancos, heteronormados, con el suficiente dinero para subrogar, atroz eufemismo para el alquiler del vientre de alguna mujer sin alternativas.

En su divinizado liberalismo se llenan la boca con el derecho a decidir, una vez más apropiándose de una lucha que nunca fue suya, y queriendo disimular que en el mundo que quieren construir lo único que te da derecho a decidir es el dinero.

Nos da igual si el capitalimo es marika, bollero o trans. El orgullo no es una empresa, ni una atracción turística, ni una marca que se permita excluir a personas sin papeles o sin dinero. Partidos de derechas y empresas precarizan nuestras vidas y acto seguido entran a empujones en la fiesta. Por mucho que se victimicen, el cuento de le Ciudadane se ha acabado. Ciudadanos miente y España lo sabe. Seguiremos señalando y denunciando. Seguiremos saliendo en todas las ciudades para recordarles que no nos tragamos su cuento. Que nuestros derechos y libertades no son mercancia en manos de políticos y empresarios, y el orgullo tampoco. Ya que estáis con el pinkwashing, lavaros la boca antes de mencionarnos.

¡¡¡¡Viva la lucha transmaribibollera!!!!

Este es un comunicado del F.A.C.
(Frente Anti-Cuñados)