¡Despierta tu rabia!

Nos quieren invisibles, nos quieren calladas y aisladas, pero hace exactamente 50 años fue una bollera, butch y afrodescendiente, la que encendió la chispa de la desobediencia, negándose a ser arrestada por la policía y desatando las revueltas de Stonewall, hito mundial en la lucha por los derechos civiles, la igualdad y la diversidad.

Este 28 de junio, el Bloque Bollero sale a manifestarse por el Orgullo Crítico con el mismo espíritu de insumisión que nos enseñó Stormé de Larverie, pero también Marsha P. Johnson, drag queen afroamericana, o Sylvia Rivera, mujer trans latina, ambas trabajadoras sexuales, quienes pusieron sus cuerpos libres y diversos para resistir a la violencia heteronormada y al odio represivo.

Hoy queremos recordar que el verdadero origen del orgullo se encuentra en los cuerpos racializados y disidentes sexuales, en todxs lxs excluídxs de la comunidad, las que no estaban invitadas a la fiesta. Por eso no podemos olvidar cómo las lesbianas de abajo, las migrantes, diversas, trans, madres, las mayoras y las más jovenas, están siendo actualmente precarizadas y desplazadas por esta maquinaria depredadora.

Hoy marchamos como bloque crítico dentro de la propia manifestación del orgullo crítico, como lesbianas visibles, y como bloque bollero, porque durante la organización de este año no nos hemos sentido ni escuchadas ni seguras. El feminismo no es algo connatural al orgullo, sino una práctica que exige una revisión constante. Queremos espacios donde tejer redes con el resto de disidencias, pero queremos hacerlo de una manera feminista: desde la autogestión, la descentralización, los cuidados. Hoy marchamos conscientes de cuál es nuestro enemigo común, pero sin olvidar que aún nos queda mucho camino que recorrer para fortalecer nuestras alianzas.

Sin embargo, hoy 28 de junio de 2019, día de la manifestación del Orgullo crítico, volvemos a negar ese otro orgullo que no es consciente de las diversas opresiones que sostienen este sistema de explotación para el privilegio de unos pocos. Luchamos por el orgullo que no olvida que las bolleras migradas y racializadas son expuestas a la violencia racista, institucional y social: una triple discriminación en la que la blanquitud activista sigue sin asumir responsabilidades. Que tampoco olvida que nuestras compañeras transbolleras sufren tasas de desempleo alarmante. Queremos ser el orgullo de nuestras mayoras en situación de precariedad, de soledad, que sufren la falta de programas de apoyo específico para lesbianas. El orgullo que denuncia que la diversidad funcional sigue siendo una traba y no una potencia para muchas compañeras, que se ven excluidas también de espacios activistas por la falta de accesibilidad y sensibilización. El orgullo de las trabajadoras del hogar bolleras, las mal remuneradas, las esclavas, las madres que luchan contra la organización cisheteromonógama de familia, que siguen sin ver reconocidos plenamente sus derechos. Y el orgullo de las gordas, aquéllas a las que no se mira nunca con deseo, sobre las que se descargan todas las violencias estéticas heteronormativas.

No admitimos un orgullo en el que el antirracismo sea una cuota en los
movimientos sociales para ser políticamente correctxs, sin que se traduzca en participación real y espacios seguros. Nuestro orgullo denuncia la exotización de los cuerpos racializados y las agresiones racistas en espacios transmaribibolleros, porque lo queer no te quita lo racista.

Denunciamos ese orgullo en el que la estética heternormativa relega a las cuerpas a la vergüenza, que nos culpa por no responder a sus cánones y, apelando a la «salud», utiliza la dieta como disciplinamiento de género. Queremos espacios seguros en los que poder vivir nuestras cuerpas y sexualidades sin sentirnos observadas y atacadas.

No compartimos ese orgullo institucionalizado, acomodado, elitista, despolitizado, que apuntala una idea de ciudad como escaparate en la que no cabemos todas. En nuestro orgullo, nuestras ciudades no se venden porque estamos contra la mercantilización de la vida y del planeta.

Rechazamos ese orgullo que pretende absorber nuestras luchas e identidades en la dinámica insaciable del consumo. Nuestro orgullo siempre será la defensa de nuestros barrios con los que estas políticas neoliberales se ceban, desmantelando los servicios públicos, sanitarios y educativos.

– Denunciamos el orgullo que desconoce la realidad de las bolleras en el mundo rural, la invisibilización y la lesbofobia. Creemos en un orgullo que aplica en esos entornos medidas específicas en salud, educación, asuntos sociales y sensibilización, que garanticen el derecho de las lesbianas a vivir plenamente nuestra vida afectivo-sexual: No más migraciones forzadas de los pueblos para poder ser.

No es nuestro orgullo el que sigue promoviendo la organización sexista del trabajo que padecemos las lesbianas, discriminadas, acosadas, y no reconocidas como sujetas políticas de pleno derecho. Apostamos por un orgullo, en cambio, que no nos vulnerabilice, sino que nos dé fuerza para aliarnos y potencial para transformar el mundo.

No es nuestro orgullo el que tolera que nuestras hijas e hijes sigan recibiendo una educación no inclusiva, que promueve el bullyin y la falta de referentes para su autoafirmación. Nuestro orgullo abomina del legado omnipresente de la iglesia católica, que pervive gracias a la derecha y a la ultraderecha hoy en plena renovación.

No somos un orgullo amnésico, que esquiva que nuestro estado del bienestar se construye sobre la explotación de otras, sobre sus derechos. Somos el orgullo que agradece el ejemplo de las compañeras defensoras de los recursos naturales del sur contra multinacionales y estados. No vamos a dejar de gritar que nuestras fronteras son fosas y que, dentro de ellas, se persigue y criminaliza a comunidades enteras. Este nuevo aniversario de las Revueltas de Stonewall deja definitivamente de convertirse en una fiesta. Si bien nuestra mera existencia lo es, y seguiremos reivindicando el deseo y la alegría como parte sustancial de nuestra supervivencia, hoy nuestras luchas lucen rabia y acción directa cuando la ola reaccionaria que presenciamos trata de imponer un relato que nos violenta y pretende retroceder en tantos logros que debemos a muchas que nos precedieron. Por ellas, por las que vienen, por nosotras, este año convocamos a un Orgullo más crítico que nunca y hacemos un llamamiento a nuestras compañeras a estrechar lazos: diversas, orgullosas de barrio, de pueblo, racializades, marikas, bolleras en lucha. Unámonos en resistencia transfeminista anticolonial anticapitalista.

¡BOLLERA, ORGANÍZATE Y LUCHA!

#DespiertaTuRabia en la marcha del Orgullo Crítico, ¡únete al Bloque Bollero! Nos juntaremos a las 18:30h en Tirso de Molina.